CHICHO, EL NIÑO QUE MURIÓ EN TERREMOTO DE ICA Y ES VENERADO COMO UN SANTO

El Niño Milagroso


Ica. El día del terremoto. Apenas a una cuadra de su casa, en la esquina de Ayacucho y Nazca, una pared se derrumbó mientras la tierra temblaba, dejando bajo los escombros el cuerpo del niño de nueve años José Luis Tipacti Peñavásquez. Él se ha convertido en un personaje venerado por los iqueños, quienes le atribuyen milagros.
Así se resume la historia de Chicho, que nació cuando un vecino puso una cruz en el lugar que hoy es un terreno baldío. La cruz se convirtió en una gruta en la que sus fieles dejan obsequios, velas y su fe.

Hoy, aproximadamente ocho años después, Edith Peñavásquez, la madre de Chicho, recuerda cómo es que se inició aquella devoción que, como el mismo terremoto que se llevó a su niño, le ha cambiado la vida.
Ese día, José Luis acababa de llegar a su casa, una construcción de dos pisos que se levanta en una de las calles laterales de la iglesia del Señor de Luren, en Ica. Le pidió a su madre 50 centavos para ir a una cabina de Internet y esta se los dio bajo la condición de que se cambie de polo. Fue la última vez que lo vio: luego de que la tierra tembló, buscó al pequeño en todas partes. Hoy, la prenda que se quitó en casa, es guardada como una reliquia.
“Un día una señora estaba poniendo flores en su gruta a Chicho y como nunca la había visto le pregunté si lo conocía. Me dijo que él le había hecho un milagrito. Nunca me imaginé que mi hijo iba a hacer tantos milagros que ahora hace”, La gruta de Chicho era entonces una cruz tan humilde como su familia, y aún no era una gruta que rebosa de flores y tiene al lado un maniquí vestido como el niño.
Todos las tardes, luego de trabajar como auxiliar de enfermería en un nosocomio local, la madre de Chicho recibe visitantes de todo tipo que dejan en su casa juguetes sin abrir, prendas y pedidos, a los que ella obsequia una fotografía de su hijo.
Es curioso que apenas a unos metros de la destruida iglesia de Luren, los pobladores vayan a rendirle culto a un niño milagroso. Es como si la misma fuerza de la naturaleza que acabó dejando inhabitable el templo, le dio a los pobladores nicho par seguir creyendo.
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